Actualmente la tendencia en
decoración es crear espacios abiertos en los que las familias y los amigos que
nos visitan puedan compartir el mismo momento de vida. Es lógico que nadie
quiera perderse una interesante conversación o no tener a la vista a los niños
cuando están jugando o haciendo sus deberes. Pero, como todo en la vida, los
espacios abiertos tienen sus pros y sus contras. Personalmente me gustan, pero
con ciertas restricciones.
La cocina que hoy os muestro puede ser
un ejemplo perfecto para esa idea que quiero ilustrar. La separación entre el living y la cocina está formada por un mueble a medida, con poco fondo, que tiene una doble
función: soportar las puertas correderas con las que se cierra el
espacio y aportar ese plus de almacenamiento que tan útil resulta en
cualquier hogar. Con ese argumento decorativo se puede cerrar el espacio a demanda de los habitantes de la casa y encontrar el equilibrio entre los espacios diáfanos y esa necesaria tranquilidad personal en determinados momentos.
El equipo de decoración de esta
casa no ha olvidado tampoco la continuidad visual que debe tener un espacio
abierto. Esa es una condición imprescindible para que el espacio se vea
único y fluido y no una habitación grande a la que se han quitado las paredes. La maravillosa isla de
la cocina, en color amarillo y negro, repite su presencia cromática en la bucata
del rincón del living, así como la alfombra de rayas que se duplica en ambos espacios, aunque en los tonos complementarios, como en el yin y el yan. Con estas estrategias decorativas el
resultado es impecable.
Via: Houzz paleta |
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