martes, 26 de julio de 2016

UN BOTE EN LA COCINA.

Sí, sí habéis leído bien, no es un bote de cocina, sino un bote en la cocina!.
Imaginaos por un momento ser los afortunados que van a pasar las vacaciones en esta casa, en un pueblo de pescadores con el gusto de poder disfrutar tanto del mar como de ensenadas inmensas junto a la costa para pasear, ir en bicicleta o simplemente salir de pic-nic.
Esta cocina de estilo coastal tiene el encanto de las cocinas de antaño aunque actualizado, con unos muebles preciosos y un suelo de madera de barco pulido espectacular. Pero si el equipo de diseñadores se hubiera quedado en eso, sería una entre muchas con esos elementos tan comunes en las casas con sabor a mar.
Más allá de los armarios a medida, un zócalo alto espléndidamente colocado acorde con el resto de la carpintería y un frente de azulejos de cristal en un verde aguamarina que me encanta, quisieron reproducir el mar en el interior de la casa, en stricto sensu. Y cómo no! Si la casa no puede ir al puerto, el puerto viene a casa. Pensar en una isla en forma de bote de remos, colocar encima unas lámparas industriales que reproducen las poleas de recogida de las redes y unos taburetes íntegramente confeccionados con idéntica madera al suelo, es de una audacia que no influye, sino determina, el resto de la decoración.
Esa pieza central es el eje de toda la cocina y deja en segundo plano otros detalles decorativos que bien valdrían por si mismos una mención especial: el juego de volúmenes, la espectacular pared de piedra de la derecha, las molduras que se reproducen en los muebles y en el techo y el banco de obra, en piedra y pizarra, me parecen preciosos.
Es de esperar que el espacio que se intuye a la derecha sea un office en el que pasar largas veladas en animada conversación con la familia o los amigos.


lunes, 18 de julio de 2016

VIAJAR CON NIÑOS

Viajar con niños siempre resulta complicado, pero si quieres disfrutar de la vida en familia y destinar el tiempo libre de las vacaciones a tus seres queridos no toca otra que buscar alguna opción que satisfaga a todos, aunque no sea nada fácil.
Sólo con pensar en la intendencia que hay que montar con los equipajes me pongo enferma. Recordar lo que necesita cada uno, su ropa, su alimentación, sus medicinas, los anti-mosquitos, los zapatos para todo tipo de terrenos, los equipos de baño, los sombreros, las gafas, los chubasqueros, los protectores solares, … y no te digo nada de cubitos, palitas o rastrillos! Por Dios, si sólo de pensarlo ya estoy estresada!.
Por eso, nada peor que llegar al alojamiento que has alquilado y que sea un desastre. Si después de cargar el coche con todo y con todos y hacer cientos de kilómetros, llegas al lugar de destino y tienes una enorme decepción, se te han fastidiado las vacaciones antes de empezarlas.
En cuanto vi el dormitorio que hoy comparto con vosotros pensé en lo maravilloso que podría resultar alojar a los niños en ese espacio y lo a gusto que me sentiría en una casa así.
Pienso en una familia con varios niños, propios o amigos de los propios, que se desplaza a una casa de campo (ésta está en la Toscana) para disfrutar del entorno paisajístico, las montañas, los ríos, los prados y las huertas con sus animales domésticos por descubrir en su hábitat natural, y cómo no!... de los estanques con ranas.
Estas literas hechas a medida me parecieron espectaculares, robustas, resistentes y amplias, en una palabra, fuera de lo común. La madera reciclada es preciosa y los escalones para subir y bajar seguros, puesto que sirven a la vez de peldaño y agarrador.  Las dos de arriba tienen barandillas, también para asegurar que nadie se caiga… bueno lo de asegurar es un decir porque con niños lo más seguro es que pase lo que no tiene que pasar!
La simplicidad del resto de la estancia hacen pensar en una decoración austera pero elegante, fácil de mantener y con ese encanto del que os hablaba en mi primer post de esta serie: A prueba de bárbaros pero que aporte un plus de felicidad al que ya de por sí nos brindan las vacaciones. 

Via: KK.no

lunes, 11 de julio de 2016

VACACIONES EN LA COSTA

Poco acostumbrados nos tienen los alojamientos costeros a decoraciones cuidadas. Raro es encontrar alguno en el que se haya invertido un poco de tiempo en la decoración. Los propietarios, en ocasiones, escarmentados por los malos hábitos de las personas que alquilan las viviendas, se limitan a “colocar” muebles, utensilios de menaje y textiles, la mayoría de las veces sin sentido estético, más buscando la rentabilidad a corto plazo que el bienestar de los habitantes efímeros.
Pero creo que no estaría nada mal un cambio de actitud. Ser diferente muchas veces trae consigo ese plus que hace que las personas se decanten por una oferta u otra, y normalmente, quien tiene aprecio por la decoración y se fija en ella, acostumbra a ser una persona cuidadosa a la que le gusta dejar lo que encontró como lo encontró. Dedicarse a este tipo de público puede generar, a la larga, más beneficios que tener que estar reformando continuamente el lugar por haber sido ocupado por bárbaros.
Por lo menos a mí me haría mucha ilusión navegar por internet buscando un alojamiento y encontrarme uno como el de la fotografía, con esa decoración tan cuidada que invita a alquilar ese espacio para las vacaciones, aunque cueste un poco más que esos horrorosos apartamentos con muebles rescatados de las casas de los propietarios cuando se cansan de ellos y no saben dónde ponerlos.
No es que pidamos la decoración completa, si lo está mejor, pero con sólo reproducir la mitad del precioso ambiente que respira esa estancia nos conformaríamos la inmensa mayoría.
Me encanta el color en ese tono arena mezclado con el azul ultramar, presente tanto en los textiles como en los elementos decorativos, el juego de texturas de las fibras naturales y la madera, y cómo no, los pequeños detalles que se han repartido a lo largo de toda la estancia: el reloj en la hélice, los percheros, uno de ellos en forma de cola de ballena, los cuadros de conchas, los de corales blancos, las caracolas y para rematar la faena, dos arreglos vegetales en sendos jarrones y maceteros azules que le aportan ese toque de frescor que tanto agradecemos.
¿Quién se apunta?

Via: Pinterest

jueves, 7 de julio de 2016

VERANO, BENDITA ESTACIÓN!

Para muchos de vosotros han empezado las vacaciones estivales. Nada mejor que salir de casa, hacer un viaje o cambiar de aires dirigiéndote a la playa o a la montaña.
Nada de lo que hacemos en nuestra vida está exento de ilusiones. Siempre esperamos que los acontecimientos que están por venir sean placenteros y que nos aporten felicidad, y para ello es imprescindible que lo que nos rodea sea bello, acorde con nuestros gustos y dónde nos sintamos relajados, preparados para pasarlo bien. Y no me refiero solamente al entorno natural o a las ciudades que nos acogen, que también, sino a aquellos alojamientos que hemos elegido para pasar los días de descanso y placer.
Por este motivo, mis próximos post estarán dedicados a esas decoraciones que nos gustaría encontrar en nuestros destinos, aquellas que nos producirían ese plus de felicidad que ya, de por sí, tienen las vacaciones.
Se trata de proyectos decorativos de ambientes de mar y de montaña, de turismo rural pero también urbano, de grandes metrópoli o de pequeños pueblos. Espero que la propuesta sea de vuestro agrado y que disfrutéis tanto como yo de cada elección.